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domingo, 15 de junio de 2014

Tema 10: Biología de la Biodiversidad y la Conservación



Biología
La Biología es la ciencia que estudia los seres vivos. Su nombre procede del griego Bios, que significa vida, y logos, que significa estudio o tratado. La posición que ocupa esta ciencia entre las llamadas "ciencias de la naturaleza" (las que se ocupan del estudio de la materia) es en cierto modo paradójica, ya que se trata de una posición al mismo tiempo marginal y central. Marginal porque la materia viva, de la cual se ocupa, es sólo una porción infinitamente pequeña de toda la materia que existe en el universo.
Pero también central porque dentro de esa pequeña porción nos encontramos nosotros, los seres humanos. Desde los albores de la civilización el hombre se plantea, y aspira a encontrar respuesta, a preguntas de tipo filosófico acerca de nuestro papel en el Universo (quiénes somos?, de dónde venimos?, a dónde vamos?, etc.). Así, al sabernos parte de la materia viva, esperamos que su estudio nos pueda ayudar a resolver estos interrogantes.
El atributo más sobresaliente de los seres vivos es, quizá, su complejidad y su alto grado de organización. Poseen estructuras internas intrincadas que contienen muchas clases de moléculas complejas. Se presentan, además, en una gran variedad de especies diferentes. Por el contrario, la materia inanimada de su entorno (el agua, el suelo, las rocas) está habitualmente constituida por mezclas fortuitas de compuestos químicos sencillos de escasa organización estructural. Si analizamos internamente al ser vivo más simple (un virus) comprobaríamos que presenta un grado de organización interna y una complejidad muy superior a la del mineral más complejo (pongamos por caso un feldespato).
En segundo lugar, cada una de las partes componentes de los seres vivos cumple un propósito o función específicos. Esto es cierto no sólo en lo referente a estructuras visibles (alas, ojos, flores, etc.) como a estructuras microscópicas (el núcleo o la membrana celular) o submicroscópicas (proteínas, azúcares, lípidos, etc.). En los organismos vivos es completamente legítimo (tiene sentido) preguntarse cuál es la función de una molécula determinada. En cambio, carece de sentido plantear dicha pregunta en relación con la materia inerte. No parecería lógico preguntarse cuál es la función del cuarzo en una roca granítica.
En tercer lugar, los organismos vivos presentan la capacidad de extraer y transformar la energía de su entorno a partir de materias primas sencillas, y de emplearla para edificar y mantener sus propias e intrincadas estructuras. A esta capacidad es a lo que llamamos nutrición. La materia inanimada no posee esta capacidad; de hecho, habitualmente se degrada a un estado más desordenado cuando absorbe energía externa, ya sea en forma de luz o de calor.
En cuarto lugar, los organismos vivos presentan la capacidad de recibir estímulos del exterior y de elaborar una respuesta ante los mismos, lo que llamamos función de relación. La materia inerte es incapaz de recibir estímulos y reaccionar ante ellos. A nadie se le ocurriría pensar que si golpea una roca con un martillo ésta va a "percibir" el golpe y mucho menos que va a "reaccionar" de alguna manera frente a él.
Pero el atributo más extraordinario de los seres vivos consiste es su capacidad de producir réplicas exactas de sí mismos, es decir, de dar lugar a otros organismos de características semejantes a ellos. Esta propiedad, la reproducción, puede considerarse la verdadera quintaesencia de la vida, ya que todos los demás atributos de los organismos vivos que hemos analizado tienen como objetivo último el de transmitir las características propias a otros organismos descendientes. En la materia inanimada no nos resulta familiar nada parecido: las rocas no dan lugar a otras rocas con la misma forma, tamaño y estructura interna, sino que, en ocasiones, simplemente se rompen en fragmentos de forma y tamaño aleatorios.

Biodiversidad
Biodiversidad es un neologismo del lenguaje científico, de procedencia anglosajona (biodiversity), aunque con origen latino, como resultado de la contracción de la expresión diversidad biológica (biological diversity). La contracción podría ir más lejos y reducirse a «bd» (be-de, en español). El concepto de biodiversidad ya fue empleado por T.E. Lovejoy en 1980 con el sentido amplio que le damos ahora; el término biodiversidad, como contracción de diversidad biológica, fue introducido por Walter G. Rosen, en 1985, en un documento preparatorio para el que acabó por denominarse Foro Nacional de Biodiversidad, que tuvo lugar en Washington DC en septiembre de 1986.
Se entiende por diversidad el rango de variación o variedad que existe en un conjunto de atributos; por otro lado, la Biología es la ciencia que estudia los seres vivos. La diversidad biológica sería, en consecuencia, la variedad que existe en el mundo vivo, es decir, en el seno de los individuos y entre ellos; este sentido amplio identifica la biodiversidad con la vida en el mundo. A partir de esta definición genérica se han propuesto muchas definiciones concretas, en las que se destacan distintos aspectos o procesos, o se hace hincapié en determinados niveles de organización biológica. La aparente sencillez de la diversidad alcanza una enorme dispersión de contenidos según los objetos que se observan, sus características, sus propiedades, la escala de observación, etc.
La definición de biodiversidad difiere según los autores, por ejemplo: es el conjunto de plantas, animales, hongos y microorganismos del mundo, incluida su diversidad genética y la forma en la que se integran conjuntamente en comunidades y ecosistemas (P. Raven).

Diversidad Biológica es la variación de organismos vivos considerados desde todos los puntos de vista, incluidos, entre otros, los ecosistemas terrestres, marinos o de otros medios acuáticos, y los complejos ecológicos de los cuales forman parte; esto incluye la diversidad intraespecífica, interespecífica y de los ecosistemas. (Reunión sobre la Diversidad Biológica, art. 2.)

La biodiversidad genética representa la variación hereditaria dentro de las poblaciones y entre ellas, como expresión de la variación de las secuencias de los cuatro nucleótidos (adenina, timina, citosina y guanina), que constituyen el código genético expresado en el ADN.

La diversidad de organismos integrados en diferentes niveles de clasificación, o diversidad taxonómica (idiotaxonómica), comprende la variación pasada y presente de los seres vivos cualquiera que sea el rango de clasificación. La biodiversidad taxonómica parte de los niveles individual y poblacional, pero tiene su máxima expresión en los rangos sistemáticos, principalmente en el rango especie, sin excluir otros rangos superiores. La taxonomía de los organismos, tal como la conocemos hoy, inició su desarrollo a partir de los trabajos de Linneo.

La diversidad de factores ambientales y de sus diferentes combinaciones, más la historia particular de cada uno de los territorios, es causa de una enorme diversidad de comunidades y de paisajes. El estudio de este tipo de diversidad se ha planteado en distintos niveles: comunidad, hábitat, ecosistema, bioma, ecorregión, etc., que representan distintos intentos de compartimentación, para reducir su extensión o su ámbito y hacer más fácil su análisis.

La biodiversidad cultural expresa la variedad existente en los diversos grupos humanos respecto a sus creencias, características biológicas, formas de vida, vestimenta, expresiones musicales, lenguas, sistemas de explotación de los recursos, formas de organización y de comportamiento, etc. La diversidad de los grupos humanos, de lo que se llama grupos indígenas, es enorme, por encima de 6 400, de acuerdo con una serie de condiciones, entre otras:
• son descendientes de los habitantes originarios,
• están inmersos en el ecosistema natural,
• producen pocos excedentes,
• comparten valores y creencias,
• y se consideran a sí mismos como pertenecientes a ese grupo indígena.

La diversidad funcional no puede separarse del concepto de biodiversidad, cualquiera que sea su naturaleza. La diferencia está en la atención que se presta a los procesos que se dan entre los componentes, más que a los componentes en sí mismos. Es el concepto de diversidad aplicado a los flujos de materia y energía, o a las relaciones entre los componentes vivos y de éstos con los factores abióticos de un ecosistema. El concepto de ecosistema es precisamente eso, la comunidad de organismos, sus interacciones mutuas y las del conjunto con el entorno
en que se desenvuelve. El funcionamiento de un ecosistema implica procesos de estabilidad, producción primaria, flujos de energía a través de los distintos niveles tróficos, ciclos de nutrientes, etc.

La pérdida creciente de biodiversidad tiene mucho que ver con el crecimiento de la población y con la actitud del hombre hacia la naturaleza, en parte por un inadecuado manejo de la información disponible. El World Resources Institute (WRI), la UICN y el PNUMA han resumido, en 1992, las seis causas fundamentales de pérdida de biodiversidad.
1. El insostenible ritmo de crecimiento de la población humana y el consumo de los recursos naturales.
2. La reducción constante del espectro de plantas comercializadas para la agricultura y la silvicultura, y la introducción de especies exóticas asociadas a la agricultura, silvicultura y pesquería.
3. Los sistemas económicos y las políticas que devalúan el medio natural y sus recursos.
4. La falta de equidad en la propiedad y el acceso a los recursos naturales, incluidos los beneficios derivados del uso y la conservación de la biodiversidad.
5. El inadecuado conocimiento y el uso ineficiente de la información.
6. Los sistemas legales e institucionales que promueven la explotación insostenible de la naturaleza.

Conservación
El término conservación se entiende en un doble sentido: por un lado, significa preservación o mantenimiento de todos los componentes biológicos de la diversidad, de sus hábitats y de los procesos de interacción entre esos componentes, además de los que se dan entre ellos y el medio en que se desarrollan; en un sentido más amplio, abarca también el uso sostenible de esos componentes o de su recuperación o restauración, aunque ambas facetas son parte de una misma idea. Esta segunda orientación está claramente definida en la Reunión sobre la Diversidad Biológica: «Uso sostenible significa el uso de los componentes de la diversidad biológica de forma y en proporción tales que no suponga su reducción a largo plazo, y por tanto que mantenga su potencialidad para suplir las necesidades y aspiraciones de las generaciones presentes y futuras».

Modalidades de conservación: in situ, ex situ
La conservación de la diversidad en el medio natural, con libre interacción de las distintas especies que integran el hábitat y la acción de los factores abióticos, se conoce como conservación in situ, literalmente en el propio sitio, en el lugar donde se hallan. La conservación in situ incluye el mantenimiento de poblaciones de las plantas domesticadas en el medio  en que adquirieron sus características distintivas. Cuando la conservación se practica fuera del medio natural, en campos de cultivo, jardines botánicos, bancos de germoplasma, o mediante otros medios, se denomina conservación ex situ, literalmente fuera de sitio o fuera de lugar.

Recuperación del medio natural
Las prácticas de conservación implican medidas cautelares, tendentes a evitar la erosión de las poblaciones, eliminar las causas que generan el riego de desaparición, etc., y otras basadas en la reubicación de las poblaciones, en la incorporación al medio natural de individuos reproducidos ex situ, etc. Con ellas se pretende evitar, minimizar, rectificar, reducir o eliminar a lo largo del tiempo los impactos adversos sobre el medio ambiente o bien compensarlos por cualquier sistema.

Principios fundamentales de la conservación de la biodiversidad
Dada la complejidad de la biodiversidad se han de tener en cuenta sus diferentes manifestaciones, las interrelaciones que se establecen entre ellas, su desigual distribución, las implicaciones del hombre en su
conservación, los efectos que tiene la pérdida de la biodiversidad en el mismo, etc. La Estrategia Global
para la Biodiversidad redactada por el Instituto de Recursos Mundiales (World Resources Institute,
WRI), la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y el Programa de las
Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) se ha basado en los diez principios siguientes:
1. Cada manifestación de vida es singular, y la humanidad debe respetarla.
2. La consideración de la biodiversidad es una inversión que produce numerosos beneficios locales, nacionales y mundiales.
3. El coste y los beneficios de la conservación de la biodiversidad deben repartirse de forma más
equitativa entre las naciones y entre los habitantes de cada una de ellas.
4. Como parte del esfuerzo encaminado a lograr un desarrollo sostenible, la conservación de la biodiversidad requiere una modificación radical de los modos y prácticas de desarrollo económico en todo el mundo.
5. Una mayor financiación para la conservación de la biodiversidad no desacelerará por sí sola su deterioro. Es necesario reformar las políticas y las instituciones para crear las condiciones que hagan eficaces los incrementos financieros.
6. Las prioridades de los objetivos de la conservación de la biodiversidad difieren cuando se analizan desde una perspectiva local, nacional o mundial; todos ellos son legítimos y deben tenerse en cuenta. Además, todos los países están interesados en conservar su diversidad; la atención no debe centrarse exclusivamente en unos pocos ecosistemas o en países ricos en especies.
7. La conservación de la biodiversidad será sostenida (constante) si se incrementa considerablemente el interés y la implicación de la población, y si los responsables de elaborar las políticas de conservación tienen acceso a una información fiable sobre la que basar sus decisiones.
8. Las medidas encaminadas a conservar la biodiversidad deben planificarse y ejecutarse en una escala determinada por criterios ecológicos y sociales. La actividad debe centrarse en los lugares donde la población vive y trabaja, así como en áreas naturales protegidas.
9. La diversidad cultural guarda estrecha relación con la biodiversidad. El saber colectivo de  la humanidad sobre la biodiversidad y su uso y gestión se basa en la diversidad cultural. En sentido inverso, la  conservación de la biodiversidad suele contribuir a reforzar la integridad y los valores culturales.
10. Una mayor participación de la población, el respeto de los derechos humanos básicos, un acceso más fluido de la población a la educación y a la información, y una mayor responsabilidad de las instituciones son elementos  esenciales de la conservación de la biodiversidad.